sábado, 22 de diciembre de 2012

Rima XLII Por querer...

Quiero, por querer,
que la música no se acabe nunca,
que seas tú quién me escucha,
que mi voz te pertenezca,
mientras te beso suave, 
en la nuca.

Mi voz,
que es mi mayor orgullo,
tuya,
porque eres el mejor arrullo.
Mi voz,
mía,
tuya,
en tu boca,
poesía.

Quiero, por querer,
que los límites tiendan a cero,
por una vez,
supuesto ejercicio teórico-matemático,
sin alterar órdenes, ni espacios,
ni vórtices, ni tempos,
ni sonidos, ni latidos.

Quiero, por querer,
que el cero tuyo y mío
sean el mismo.
Que tú en tus dimensiones,
y yo en mis frecuencias,
seamos uno.

Mis frecuencias,
cardíacas,
sonoras,
tuyas,
para que hagas con ellas,
lo que quieras.

Lo que quieras,
porque, por querer,
querría poder decir:
"No me importa"
Y sin embargo,
sé que sabes que sé
que lo que pienso es
"Cógelas".

Mi voz y mi frecuencia,
que por querer,
querría que fuesen solo
regalos tuyos,
en mi ausencia.

Quiero, por querer,
que me quieras,
pero sé,
por regla de tres,
el porcentaje cero
de que pueda suceder.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Débedas.

"Non sei xa se contigo ou sen ti. Porque cando non es ti, é o teu recordo, e o meu corazón, taconeando, que nunca quere ir amodo. E se é sen ti, os reloxos xóganme continuas malas pasadas, porque só ti es ti.
Morro contigo e sen ti, de igual xeito que un alcohólico ou un fumador con ou sen a súa droga.E o miocardio non volve nacer, non é eterno.
"Quérote", e suponse que non. E non sinto máis que dor, corazón. Porque as miñas catro cavidades cardiacas están ocupadas contigo, e ata iso de ser sanador vólvese menos atractivo se un non é quen de sanarse a si mesmo.
Só podo pedirte unha única cousa: bótame de menos, ó teu xeito.
Eu, que nunca pretendín nada, que nunca soñei máis aló do que significa pisar Broadway, puiden elevar uns centímetros os pés, e pese a todo, foi grazas a ti. Porque nunca quixen que se rompese o meu corazón, só que se tomase un "break".
Os 3 caracteres propios irán comigo sempre, con ou sen colesterol".


miércoles, 19 de diciembre de 2012

Las palabras que nunca debí escribir.

"Porque me duele respirar más que dejar de hacerlo. Porque nunca hemos jugado con la misma baraja, y ahora, ni siquiera hay revancha. Porque yo te quiero, y a ti todo te da igual. 
Y que todo siga como antes, no es una necesidad, es un imposible".

Until my dying day.

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No sé si es peor que las palabras existan, que sea capaz de darles forma, o que verdaderamente piense que es lo que más me ejemplifica, lo que muestra qué soy, quién, y los minutos que dedico al día a todo esto que me supera poquito a poco, y fuera todo va bien.

Apuntador, deme la voz, para destrozar mi garganta, y no vuelva a hablar jamás. Porque decir cualquier cosa, sería mentir.

Jugué conociendo las normas, y me las salté, y ahora pago las consecuencias. Acción-Reacción. Y yo muriendo, más que menos. Porque lo que más me mata es conocerme como me conozco, y saber que siempre voy a estar dispuesto a ser el hombro que sirve de apoyo, a ser el que seque las lágrimas, el eternamente oculto confidente, aunque a ti ya no te haga falta. Aunque a ti ya todo te da igual.
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A veces creo que crear personajes será la más fácil tarea a la que me enfrente cuando escriba algo parecido a una novela.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Rima XLI. El amor entre el mar y la arena.

Si me buscas, 
no mires en mapas 
ni planos (o planes). 
Mueve el océano si puedes, 
porque soy hijo del mar, 
con espíritu de tormenta, 
con alma de atardecer. No soy persona;
 soy poeta, 
a quién los versos 
hicieron enloquecer.


Si me buscas,

bucea en mi alma,
con calma.
Deja que te abrace
entre olas y sales;
solo te daré bienes,
lejos quedarán los males.
Recuerda que no soy persona,
ni hombre, ni sombra.
Me gusta por el mar
dejarme mecer.
Soy un simple poeta
a quién los versos
hicieron enloquecer.


Y si me encuentras,

ni sombras ni olas,
ni sales ni rocas.
Por fin serás, arena,
más que la que espera
sin desesperar,
la que recibe más besos que nadie
por parte del mar.


No serás ya,

la que es besada
de pasada.
La que es apartada,
borrada,
vapuleada por el mar.
Serás la reina de los versos,
del poeta que rima sin rimar;
dueño de besos muertos,
besos llenos de sal.


Y recuerda, mujer:

"No soy persona,
soy poeta,
a quién los versos
hicieron enloquecer".



miércoles, 31 de octubre de 2012

Rima XL: Declaración de intenciones.


Llévame lejos, 
dónde nadie me encuentre nunca, 
para que solo tú puedas llegar a dónde estoy.

Y si aun así alguien me encuentra, 
ni señas ni retratos, 
ni nombres en la historia grabados 
harán que caiga en mi empeño de esperarte siempre. 

Para que disfrazados de otros, 
encontremos a nuestro lado 
el lecho perfecto que la Poesía creó para nosotros.

Llévame sin dudar a dónde 
no existe ni el frío ni el calor, 
el invierno o el verano, 
el miedo o el engaño. 

Contigo, de la mano,
a un mundo por ti pensado,
del que tú tengas la llave única
y yo sea el único invitado.

Llévame lejos,
dónde nadie me encuentre nunca,
para que solo tú puedas llegar a dónde estoy.

Y si aun así alguien me encuentra,
venderé mi alma entera, 
mi cuerpo desnudo,
mis dedos de hombre,
mis sueños de poeta,
mi voz muerta,
que nunca despierta.
Ya que ni señas ni retratos, 
ni nombres en la historia grabados,
harán que caiga en mi empeño de esperarte siempre.

viernes, 26 de octubre de 2012

"Os novos tampouco deben namorarse"

Dicían os que sabían que iso de namorarse de quen non se debe non era boa idea. E é certo. Pero non tan sinxelo de cumprir coma de dicir.
A primeira vez que te namoras d'alguén, todo iso que dicen os vellos, que son os que saben, é tan real coma máxico. As bolboretas no estómago, as gañas de comerse o mundo, a felicidade inmensa, os aloumiños tontos, os sorrisos roubados... Daquela, todo iso parece que é bo, pero cos anos, coa experiencia, un sabe que cando non vai ser correspondido, todo isto non son máis que ás que te elevan lonxe, moi perto do Sol, para caeres logo, subitamente, cunha ostia que non che parte os dentes, pero case, case.
Entón chega ese momento, xa maduro nestas cousas do sentimentalismo, do amor, do romanticismo máis becqueriano, no que comezas a sentirte ingrávido, flotando e tal, a "chamada das bolboretas". Pero claro, ti, que xa tes certa mestría en todo isto, primeiro déixaste levar un pouco, porque é marabilloso, flotas e vólveste inmune, pero logo xa ves tralas ás das bolboretas o golpe, o mazazo, as costelas cravadas no mesmo corazón, xa cicatrizado.
E o teu pequeno lugar de pensamento, ese cerebro onde se garda todo o que es, comeza a batallar co "taconeando, corazón, taconeando" de Manuel Rivas, esa bela imaxe a que os médicos chamamos loop-doop. E por incrible que pareza, os miolos gañan, derruban barreiras cheas de recordos, cancións, amores pasados, e felicidades pasaxeiras, e o sistema nervioso permite que o latexo volva outra vez, pouco a pouco, a ser lento. E aínda máis, que non se interrompa o teu pensamento cando a túa cachola ten que andar a outras cousas, e que mesmo nen lembres á persoa da que case te namoras por horas longuísimas de vacinas, patoloxía neonatal e cousas similares, todas dentro da mesma área.
E claro, neste punto no que os teus ideais románticos, as mesmas rimas de Bécquer, sóanche a un tempo enteiras e baleiras, plantéxaste se non prefires caer de novo antes que estar así, nun limbo estrano.
Pero cando pasa aínda más tempo, aínda sorteando as trabas que o destino porcalleiro ponche diante, o pensas, diste: "Non quero, non". "Os novos tampouco debemos namorarnos". E pensas, claro, antes de soltar tales palabras, naquel título que soaba raro en primaria, e logo un pouquiño máis sensato en secundaria, e máis coñecido no bacharelato: "Os vellos non deben namorarse". E os novos, os novos como ben pensas, tampouco.
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Decían los que sabían que eso de enamorarse de quién no se debe no era buena idea. Y es cierto. Pero no tan fácil de cumplir como de decir.
La primera vez que te enamoras de alguien, todo eso que dicen los viejos, que son los que saben, es tan real como mágico. Las mariposas en el estómago, las ganas de comerse el mundo, la felicidad inmensa, las caricias tontas, las sonrisas robadas.... Entonces, todo eso parece que es bueno, pero con los años, con la experiencia, uno sabe que cuando no va a ser correspondido, todo esto no son más que alas que te elevan lejos, muy cerca del Sol, para caer luego, súbitamente, con una ostia que no te parte los dientes, pero casi, casi.
Entonces llega ese momento, ya maduro en estas cosas del sentimentalismo, del amor, del romanticismo más becqueriano, en el que comienzas a sentirte ingrávido, flotando y tal, la "llamada de las mariposas". Pero claro, tú, que ya tienes cierta maestría en todo esto, primero te dejas llevar un poco, porque es maravilloso, flotas y te vuelves inmune, pero luego ya ves tras las alas de las mariposas el golpe, el mazazo, las costillas clavada en el mismo corazón, ya cicatrizado.
Y tu pequeño lugar de pensamiento, ese cerebro donde se guarda todo lo que eres, comienza a batallar con el "taconeando, corazón, taconeando" de Manuel Rivas, esa bella imagen a la que los médicos llamamos loop-doop. Y por increíble que parezca, los sesos ganan, derrumban barreras llenas de recuerdos, canciones, amores pasados y felicidades pasajeras, y el sistema nervioso permite que el latido vuelva otra vez, poco a poco, a ser lento. Y aún más, que no se interrumpa tu pensamiento cuando tu cabecita tiene que estar a otras cosas, y que incluso ni recuerdes a la persona de la que casi te enamoras por horas larguísimas de vacunas, patología neonatal y cosas similares, todas dentro de la misma área.
Y claro, en este punto en el que tus ideales románticas, las mismas rimas de Bécquer, te suenan a la vez enteras y vacías, te planteas si no prefieres caer de nuevo antes que estar así, en un limbo extraño.
Pero cuando pasa aún  más tiempo, todavía sorteando las trabas que el destino asqueroso te pone delante, lo piensas, y te dices: "No quiero, no". "Los jóvenes tampoco debemos enamorarnos". Y piensas, claro, antes de soltar tales palabras, en aquel título que sonaba raro en primaria, y luego un poquito más sensato en secundaria, y más conocido en el bachillerato: "Os vellos non deben namorarse". Y los jóvenes, los jóvenes como bien piensas, tampoco.

Traducción del galego al castellano, por el autor.

jueves, 25 de octubre de 2012

Dignificación.

La dignidad es esa parte intrínseca de la persona, esa que nadie debe tocar, que debe pertenecer solo a un dueño, y es con lo que más egoísmo tenemos que mostrar. Es ese aspecto que marca el hecho de que camines con la cabeza erguida delante de alguien o algo, o que te arrastres como un perro detrás de un amo que se acuerda de ti cuándo le haces falta.
Puede ser la mayor defensa de una persona (lo es, siempre, o en la mayoría de las veces), o la mayor debilidad. Sobre todo si la persona que la traspasa es inteligente y sabe qué hacer con ese poder.
Y a veces, por mucho que uno no quiera, esa barrera se rompe, a veces con una vulnerabilidad tal por parte de la persona que se resguarda en ella, que hace gracia. 
Cuando esto ocurre, a la persona sin dignidad le quedan dos opciones, únicas (aunque se nos ocurran mil, siempre acaban siendo únicas) que es correr, esconderse, huir o arrastrarse hasta cansarse.
Por desgracia, nos resulta mucho más fácil arrastrarnos, y eso hacemos, en un porcentaje elevado (no quiero dar números exactos, porque me equivocaría) de los casos.
Pero llega un momento en el que el subordinado se insubordina. La oración deja de ser de 2ª mano y se eleva única y envuelta en oro, en una simple maestra, sola, pero libre. No hay nada de lo que dependa, ya no es una entidad que subsiste por y para otra, sino que ella misma ahora es una frase, con entidad, con vida, (re)dignificada.
El problema, el gran problema, es que no sabemos si en algún momento alguien decidirá tomar el escrito, cambiarlo, y volver a hacerla subordinada.
Pobre oración, pobre alma escudada y sin dignidad.


On my own.

Suena un suave piano, piano, y la voz toma forma. El tema se aleja de todo lo escuchado. Es algo grande, enorme. Tan grande que no puede medirse con sus tres palabras que lleva por título, sino que se engloba en algo mucho más grande, más músico, más "musical". Muchos idiomas, y una misma sensación: ser un miserable. Porque ese es el título del cajón de pequeños regalos, perfectos para todos, regalos de la música medida. Y letras que hacen que los pies vuelen, de pronto, y que la gravedad se invierta para repelerte de la tierra, y que te eleves, lejos. Y en el momento de más puro éxtasis, de suprema emoción, de sentimientos a flor de piel, de maldiciones y perdones, de amor y dolor, el teatro se sume en una tensa espera, para cerrar las cortinas en medio de aplausos. Y ahí esperas, tú, que sientes que con la canción se te ha ido parte de tu alma, a que tus compañeros cambien el decorado, pues el show debe continuar.

miércoles, 17 de octubre de 2012

El regreso de la Poesía.

Volví a sentir esa sensación extraña, más fuerte que nunca, que te sacude, te anestesia contra el dolor y hace que sonrías estúpidamente día a día. Esa maravillosa sensación que te eleva y te convierte en semidios, y que te hace creer que podrás con todo, contra todos, contra el mundo. Y otra vez los musicales con historias de amor imposible cobran sentidos, y descubres que aunque el amor no se puede comprar, sí se puede alquilar.
Usarlo, hacerlo tuyo por unas horas, y luego devolverlo en su caja protectora, como si estuviese nuevo.
Una vieja amiga llamaba a mi puerta: Poesía. Pero esta vez sonaba al mismo tiempo feliz y triste, segura y tímida, miedosa y atrevida. Sonaba a compañía y a soledad. Y a madurez.


Poesía,
que ahora vuelves,
como si nada.
Por mí han pasado ya,
horas, días, meses,
tardes largas.
Poesía,
ahora vuelves como si nada,
y te apoderas de mi alma.
Como si verdaderamente
esclavo tuyo fuera,
para darte forma,
quererte y amarte
cuándo tú digas,
sin importarte yo nada.

Poesía,
vuelves dura y fría,
suave y caliente, 
y poco a poco te vas colando,
en mi mente.
Poesía,
vuelves con tu balanza
de la que nadie se libra.
Llena de esperanzas,
de fobias y filias.

Pero Poesía,
de ti nada de mí se fía.
Volverás esta vez,
como viniste, vacía.

Ya no eres la sabia,
ya no eres la que sabe.
Ahora yo sé 
que nunca volverás a ser sorpresa.
Que nunca volverás
a jugar a tus juegos, deshonesta.

Poesía,
ahora yo decido
cuando estás a mi lado.
Cuándo eres mía,
y cuando desapareces de mi vida.

lunes, 8 de octubre de 2012

Turning tables.

"So I won't let you close enough to hurt me" o algo así como "Así que no dejaré que te acerques lo suficiente como para herirme".
Esta frase, extraída de la canción "Turning tables", de Adele, es una de las que mejor definirán a lo largo de los siglos, a través de las modas, el aviso de una persona sobre otra, otra persona que tiene más cartas, mejor juego, y que sabe cómo jugar en esto del tema de las relaciones interpersonales.
Pero también se lee, entre líneas, claro, el amor que le profesa la primera persona a la segunda, que teme tanto por él como por su vida, y que así lo defiende, con palabras duras.
Palabras, que como decía otra canción, son solo palabras.
Y yo mientras, sigo dándole vuelta a las cosas, "turning tables", mientras espero a que el mundo se pare, pues sigo queriéndome bajar.

sábado, 6 de octubre de 2012

Jaque al rey

De todas las posibles batallas que nos toque librar en esta inmensa guerra que llamamos "vida", estoy seguro que no habrá muchas más difíciles que esa que te toca librar solo, contra el peor de los enemigos: tú mismo.
Y es que tus armas son tu ataque, tu defensa la protección del enemigo, tus puntos fuertes sus más mayores logros, tus puntos débiles son tus más bajos fondos.
Entonces, la lucha empieza, y tú sabes que tienes que sobrevivir, porque sobrevivirás, ya que quedan todavía muchas luchas, pues es una guerra larga, de eso te han avisado al nacer. El problema reside no tanto en la búsqueda de la supervivencia, sino en el precio que tenemos que pagar, en aquello que tenemos que perder, para seguir en pie. Y puede ser simple, o más complicado, puede ser algo que cueste desprenderte de él más o menos, pero cuando la batalla es contra uno mismo, perdemos hasta el alma.
Perdemos los sentidos, y la voz. El pulso y la mirada. La fuerza, el poder, sentir los pies en la tierra. Emociones y devociones. Lo perdemos todo.
Y aunque sobrevives, toca reconstruir luego todo lo que fuiste, esta vez con unos metros (o kilómetros) más, con algo más de hormigón en la base, con juntas bien rellenas de cemento, con ladrillos y piedras, y a poder ser, recubierto todo esta vez con oro, plata, platino, o incluso, diamante, pues no hay otra cosa que lo ralle que no sea el mismo diamante.
Y te reconstruyes, pero poco a poco, van quedando huecos vacíos, que llenamos con fibras inútiles, restos, despojos.
Pero pese a todo, pese a todas las batallas que ya he ganado, y todas las que me quedan por ganar, en cada uno de esos huecos habrá una canción que me permita hacerme más fuerte, entre esos despojos.
Y si lo piensas, hasta es algo grande. Por cada alma que reconstruyes, miles de almas encerradas en acordes, en voces y compases, llenan los pequeños huecos, los ínfimos resquicios, y así Experiencia crece, y amor a uno mismo también. Y podrás caer más veces, pero seguro que no por los mismos motivos.
Y hoy me toca dar jaque al rey, y ganar la batalla cuya victoria será la más amarga de mi guerra.

jueves, 30 de agosto de 2012

Electrizante.

El agua que cubría mi pecho, dejándolo húmedo y frío a partes iguales, fue parte de la conexión.
Los cables salieron de él venían hacia mí, eléctricos en esencia, pura electricidad, luz, y calor, y fuego.
La intensidad me cegó por un instante, y entonces pensé que todo había pasado, pero todavía quedaba mucho por ver, por sentir, por vivir.
La corriente me llenó de golpe. El impacto mató muchas de mis células, me dejó sin habla y al tiempo secó mi boca, y mi respiración se hizo difícil, lenta, pobre. Recorrió cada fibra de mi ser, cada partícula, y cada átomo. Electrizó mi ADN, mi ser, toda mi persona, y fue poco a poco perdiendo intensidad debido a la resistencia intrínseca de mi cuerpo.
Pero antes de extinguirse, de volverse el fénix ceniza, de apagar la llama de un soplido, encontró alojamiento gratuito. Sin daños, "comensalismo".
Se quedó en el milésimo espacio entre el endocardio y el miocardio, y revolucionó toda célula sensible a la corriente. Un maremágnum de iones sodio, calcio y potasio trastornó mi ritmo sinusal, y el nodo perdió todo sentido, porque ya no dirigía nada con su batuta magistral. El músculo se contraía y se distendía con una rapidez brutal, y los chorros de sangre golpeaban arañando suavemente las túnicas de los grandes vasos y también de las paredes auriculares. Los latidos se multiplicaron con la frecuencia, y mi volumen minuto aumentó desmesuradamente.
Pero nada dolía.
Pues en cada arañazo, en cada golpe, un suave silencio blanco y puro calmaba todo dolor, la analgesia definitiva.
Me conservó y permitió que todo eso viviera en mí.
Pero no dejó de ser una experiencia electrizante.

lunes, 9 de julio de 2012

Xa volvo, Galiza. Xa volvo.

Eu, á contra que Rosalía, digo: Xa volvo Galiza, lugar de meigas, auga e ceo gris. Terra miña, meu fogar, do que nunca debín marchar.


Eu, á contra que Rosalía, non pregunto que fan os casteláns ós galegos, senón que volvo querendo recordar a experiencia vivida na carne sempre.


Eu, á contra que Rosalía, aínda logo de maldiciren unha e outra vez o que eu considerara boa sorte, levo un bo recordo desta terra árida na que mesmo os ríos levan auga seca.


Volvo a Galiza, terra onde nacín, baixo figueiriñas que dan sombra, e onde a cor verde manda por enriba do gris. 
Volvo á miña Galiza, de augas frías e bravas, de océano atlántico por mar.  Volvo á terra dos meus paternos antepasados, das aldeas e os domingos en familia.


Volvo pra respirar ar non contaminado co vicio de teren de seu unha soa lingua. Volvo pra vivir un periodo de descanso entre tanto viaxe contra o mundo.


Volvo, Galiza, volvo, antiga amiga. Volvo con máis forza que nunca, desexando bicarte e abrazarte, e darche os aloumiños que mereces noite tras noite.


Volvo, Galiza, volvo. Volvo, e espero que sexa pra quedarme.

sábado, 9 de junio de 2012

Volar sin alas.

Llegó del trabajo como siempre, más tarde de lo debido, un viernes. Ante ella, todo el fin de semana. Un conjunto de dos días que se pasaban sin más, vacíos, huecos, y que eran meros hilos que unían un viernes final con un lunes inicial.
Tampoco importaba demasiado.
En cuanto abrió la puerta del apartamento, se quitó los zapatos para aliviar sus pies, cansados de todo un día de ajetreos. Y ella, cansada de toda una vida de ajetreos.
Sentada en el sofá del salón mientras veía nada en la televisión, se frotó con cuidado los dedos y el talón, masajeando con cariño las zonas más magulladas.
Al cabo de un cuarto de hora, se dirigió al cuarto, donde se desnudó quedándose en ropa interior, y se cubrió con el albornoz que María había dejado doblado y planchado, mullido, encima del cobertor de la cama.
Se fue al baño, llenó la bañera, y encendió la minicadena que estaba empantanada en una de las repisas que se llenaban con botellas de gel, champú, y pequeños tarros decorados que contenían sales de baño.
Vertió en el agua algunas sales y algo de champú y gel para hacer espuma, y dejando el albornoz colgado, y la ropa interior recogida en el cesto de la ropa, se sumergió en la bañera, cubriéndose hasta el cuello. Y allí permaneció largo rato escuchando el relajante vaivén de la música clásica que salía de la minicadena, oliendo los perfumes que despedían las sales y los jabones.
Cuando sintió que había llegado el momento, levantó un pie ágil y fuerte, dando un golpe sobre la repisa que mantenía la minicadena, cayendo ésta al líquido, y provocándole una sensación mezcla de infinito dolor y placer, como la intensidad de una cruel embestida, o el momento de parir de una mujer.

Y entre agua, jabón, música y soledad, esperó impaciente a que alguien le cerrara los ojos, para dejar ya por fin de ver el mundo que tanto la había esclavizado, y del cual su alma ya se alejaba, libre, volando hacia un firmamento que ni ella conocía.

lunes, 7 de mayo de 2012

Rima XXXVIII. Do namoramento entre un home e unha lingua.

Déixame namorarte, bela lingua,
como só ti me sabes namorar.
Fermosa pomba dourada,
bicada por tantos,
dozura nos teus beizos pousados.
Déixame namorarte, bela lingua,
como só ti me sabes namorar.
Déixame, galego, sentirte forte,
nos meus brazos de poeta,
nos meus beizos de pobo,
na miña vida sen sorte.
Déixame namorarte, bela lingua,
como só ti me sabes namorar.
Déixame sentirte miña, 
para logo marchar con outro,
e que mil facianas túas poidamos retratar.
Déixame, bela lingua, doce bico,
a túa esencia máis pura,
pois non hai pra min muller
que amose tanta fermosura.

sábado, 31 de marzo de 2012

Me deshago en besos.

Me deshago en besos para ti. Si quieres mis labios, te los doy, te los presto. Haz con ellos parte de tu piel, que recorran lo más íntimo de tu ser, para darme en vida el mejor de los encantos que no causan daños: tú.
Me deshago en besos para ti. Cuando imagino nuestros cuerpos ardiendo, cálidos, sedientos de placer, húmedos, formando parte de un todo. Cuando mi alma yace en tu seno, y tu delirio embriaga mis sentidos.
Me deshago en besos para ti. Cuando llegas y me dices que me quieres, y tu sonrisa habla de las maravillas que te prometo. Cuando me agarras la mano y paseamos juntos, rozándonos y sintiendo mundos entre nuestras yemas. Cuando en la desnudez de tu alma recorro con fuego cada uno de tus encantos.
Me deshago en besos para ti cuando con un beso me callas, me elevas, me llevas y de mí en la Tierra nada dejas.
Me deshago en besos para ti, porque te quiero.

domingo, 25 de marzo de 2012

Rima XXXVII. Tú y yo.

Si me amas, te prometo
que no habrá palabras o distancias,
ni tragos amargos, ni besos reacios.
Ni llantos, ni malos ratos.
Ni pactos, ni tratos.
No habrá en primavera flores,
ni en otoño se vestirán de rojo los colores.
No habrá copos de nieve en invierno,
ni en verano, teces de color moreno.
Ni sonrisas, ni lágrimas.
No habrá desilusiones ni desesperanzas.
No habrá caídos, ni vencidos,
ni dañados, ni apartados.
No habrá victorias ni glorias,
ni batallas por causas, ni causas de batalla.
No habrá pájaros que canten
ni ondas en el mar que,
acariciando la arena, dancen.
No habrá valles ni ríos,
ni equinoccios, ni solsticios.
Ni el tiempo pasará gritando,
ni las vidas se consumirán en vano.
Y tampoco habrá desgracia,
ni alegría, ni abundancia.
Ni malos deseos, ni avaricia entre los buenos.
No habrá agua, ni fuego.
Ni viento, ni tierra,
solo lo Eterno.
No habrá nadie que nos mire,
ni persona que nos dañe.
Ni arma que te ataque,
ni escudo que me tape.
No habrá nada.
Nada.
Nada más que
tú y yo.
Tú corazón,
en mi pecho.
Y el mío, en tu pecho,
latiendo.
Solo estaremos dos.
Tú y yo.
Nada más.
Nada que nos cambie,
nada.
Nada que impida
que te ame por y para siempre.
Nada que me haga pensar
que el amor no es tan diferente.
Nada entre tú y yo.
Solos, tú y yo.
En la cima del mundo.
Viajando despacio,
rumbo a "nuestro amor".
Solos, sintiendo,
que mi vida es tuya,
y mía es tu alma;
que de nuestro abrazo
nada ni nadie nos separa.
Que por fin el mundo es mundo,
la vida es vida,
y la alegría, alegría.
Que por fin estamos tu y yo solos,
y juntos viviremos
por el resto de los días.

viernes, 23 de marzo de 2012

Rima XXXVI

La felicidad se me escapa
en las pequeñas sonrisas que me robas,
y mi alma, se va quedando triste, y sola.

Pero qué feliz cuando al mirarte
veo en tus pupilas las mías,
redondas, curiosas, grandes,
buscando en ti el alma
que hace que sonrían.

martes, 6 de marzo de 2012

Rima XXXV. Ahora que estoy contigo...

Que el aire no nos venda
vuelos de mentira.
Que sea tu boca, la que con un beso,
responda a mis labios que suspiran.

Que el agua nos moje
sin hundirnos en miserias.
Que bajo el Sol se vea tu sombra,
que por la sombra de mi cuerpo espera.

Que el calor nos abrace
sin que nos convierta en cenizas.
Que nuestros corazones sean uno,
para reparar el alma, hecha trizas.

Que el frío nos acune
sin mecernos en la otra vida.
Que tu mano se acomode en mi pecho,
y sobre tu pecho descanse la mía.

Ahora que estoy contigo,
no dejemos que la vida decida.
Decidamos nosotros como vivir
para hacer práctica la teoría.

martes, 21 de febrero de 2012

Decepción.

Los minutos pasaban como horas, y por momentos, fugaces momentos de nerviosismo aumentado hacían que pareciese que todo lo ensayado mil y una veces, fuesen borrones de niebla tan densos e impenetrables como la bruma marina de la mañana.
Pasó el siguiente, y el siguiente, y el siguiente más. Las caras de los que lo habían intentado volvían más o menos decepcionadas, y ninguna conseguía mostrar el más leve rastro de alegría.
Al fin llegó su turno. Pensó "Es mi momento".
Tiempo después, no conseguiría recordar el trayecto que como un autómata hizo desde el backstage hasta el escenario.
Los nervios lo atenazaban más que nunca, y el diafragma estaba tenso, y casi sin vida. Le extraño mantenerse vivo, porque si le mandan jurar, aseguraría que no respiraba.
De repente la oscuridad se convirtió en luz y sintió que le llegaba el momento.
La primera nota, nerviosa, indecisa, cayó, y con ella, el resto de la frase, pero aquello podía ser salvable.
Primeros bajos, no se le oía, era consciente, aunque con aquel micrófono no estaba seguro de qué se oía.
La melodía arranca, pero él no arrancaba con ella. El temor a cantar era patente, inevitable, y la inseguridad creciente, como un eterno manto negro, lo envolvió como un gran gigante perverso.
Terminó la actuación, con tristeza, por no haber podido entregarse a la canción tanto como quisiera, y apenas entre la vergüenza y la pena, pudo sentir los aplausos educados que salían de las gradas. Un desastre.
Pero aprendió, y decidió no volver a hacer aquello. A fin de cuentas, había muchas formas de demostrar y creer que verdaderamente su voz era buena, y estaba visto que el juicio público y repentino, no era una de ellas.

jueves, 9 de febrero de 2012

Rima XXXIV. El poeta

Poeta es magia,
y poetisa.
Son, ambos,
fines a medida.

Final de la música del alma,
los que plasman la poesía.

Final de fines,
sus versos nobles,
dueños del mundo,
de la rima.

No son humanos,
son errantes,
espíritus desnudos
que Inspiración abriga.

Son melódicos,
y músicos,
y pintores.
¡Son artistas!

Embriagan al mundo llano,
con sueños y delicias,
con tesoros que perciben
de la voz de la vida.

Son poetas
meras marionetas.
Cuerpos con cuerdas
movidas con maestría.

Encanto y tacto,
versos y rimas.

Son los poetas,
más que nada,
hijos de la pura Poesía.

Rima XXXIII. ¿Dónde?

¿Dónde van
las almas desnudas,
los cantos al alba,
las rosas, las malvas?

¿A dónde,
los ecos, las voces,
sonidos y roces,
los besos robados,
los dichos callados?

¿Dónde van
las mañanas,
que rozando mi cama,
se cuelan en mis entrañas?

Y el Sol, que oro guarda,
y la Luna, que viste plata,
¿dónde van?

¿A dónde van los niños,
los cantos de los grillos,
las aguas de los ríos,
los calores y los fríos?

¿Dónde se pierden las ganas,
que sin ser aún ancianas
no andan y se achantan,
se acongojan y te espantan?

¿Dónde dejaste tu beso,
tu voz y tu aliento,
cuándo más lo necesité;
cuándo ante mis ojos
pasó mi vida,
y desesperado,
a él me aferré,
y nada encontré?



miércoles, 8 de febrero de 2012

Vaivén.

Imagénes que corriendo recorren las vidas de los miles de pasos que alguna vez recorrieron paseos que dejaron atrás pasos lentos.
Velocidad. Tic-tac. El aire empuja los cabellos sin vida de la experiencia abandonada en un rincón.
Las ideas fugaces se disparan, el aire se llena de chispas, la felicidad estalla, el ritmo del mundo se frena, y tu aceleras, en un eterno vaivén que cambia tu estado de ánimo, tu vida, tú.

Tic-tac. Vaivén. No me dejes solo, que sin empuje, no puedo continuar.

martes, 24 de enero de 2012

María

Os zapatos quedábanlle algo pequenos, apertábanlle os pes, pero aínda así, aquel día non estaba para queixas.
"Xa es toda unha muller" - dixéralle non hai moito tempo atrás Lola, a muller de Tino "o Mugardés", cando nas festas da patroa a vira saír da misa do mediodía co vestido branco cheíño de luares negros.

"Xa son toda unha muller", dicíase agora ela, cara a cara coa súa vida, uns meses máis tarde. Autoconvencíase mentres amoldaba os seus cabelos negros nun moño alto e tupido, daqueles que dicían as señoritas e as perruqueiras que comenzaba a levarse por Madrid, centro de modernidades, ou polo menos de onde se recibían noticias de modernidade na España que lle tocara vivir a María.
Diante do espello rematou de embadurnarse con polviños, e non esqueceu o toque de carmín que lle facía resaltar aqueles labios carnosos. Colgouse o colar de perlas brancas, e acomodou unha chaquetiña sobre os ombros, que xa facía tempo de se abrigaren no solpor.
Colleu o bolsiño da nai, que con tan pouca gaña lle deixara, e saiu para o patio a esperar a Pepiño, que chegaría dun momento a outro para levala ao peirao.

Dixéralle ó pai: "Señor Fermín, permítame levarlle á María ate o peirao, o sábado. Prométolle coidala, e lla traerei cediño, non se preocupe. Ande, señor Fermín, por favor".

María sabía que o pai confiaba dabondo no bo de Pepiño, pero facíase de rogar para que non pensase o homiño aquel que coa filla do Fermín se andaba a parvadas.

-Terei que deixarcha, ho. Iso sí, pobre de ti como ma traias feita farrapos, ou lle fagas mal. Entendido, Pepiño?
María os miraba dende a fiestra da cociña, divertida. Pepiño mesturaba alegría e temor, en partes iguais. Conseguiu contestar: Sí, sí, por deus, señor Fermín. Non lle fará mal ninguén, e moito menos eu, faltaría máis, señor Fermín.

E agora alí estaba ela, coa chaqueta de punto cubríndolle a espalda, co vestido branco de cinto negro e vistoso, cos zapatos que xa lle quedaban algo pequenos, esperando polo seu Pepiño.

-María! María!

Voltou a vista ó rueiro, e alí chegaba o Pepiño, todo un mozo el, coas roupas do domingo e unha gorra calada.
Aproximóuselle e díxolle, mentres lle puñía o brazo en garfo: Imos?

E María o apertou contra ela, e comezou a pasear camiño ó peirao, con Pepiño do brazo. Xa tiña 18 anos, e sabía que tarde ou cedo, remataría por casarse con aquel homiño que tanto sospiraba por ela, e por que non dicilo, ela por el.

"Xa son toda unha muller".

Corría o ano 1968, e María tiña a vida encauzada, futuro marido con traballo, nunha España na que a fame comezaba a extinguirse pouco a pouco, pero aínda as mulleres non podían dicir palabra, e moitos homes, tampouco, salvo que quixeran levar unhas boas labazadas, ou incluso algo peor.

Corría o ano 1968, e pese ós dorosos anos da posguerra, María aínda tiña á nai e ó pai, e a Pepiño. E coa luz do sol xa baixiña, tinxindo de laranxa natural as rúas, María camiñaba contenta, feliz. A súa vida aínda comezaba agora, e seguramente lle tocara ver cousas moito mellores das que contaban os pais, e que non pasaran había tanto.

Plisou a falda do vestido, e apertou forte o brazo de Pepiño. Sorriu e díxose a sí mesma: Que afortunada eres, María!