jueves, 31 de marzo de 2011

Rima XXVI. Puebla de Sanabria

Hai tempo que non coñecía
Muller de fermosura furtiva.
Morena, de escuros ollos,
De alma clara: luz dos meus soños.

Fora parar ó meu sino
Entre erros, papeis e agravios.
Sempre andarei a preguntar,
No íntimo dos meus presaxios
Que mares, ríos, ou fontes,
Eran fonte dos seus brazos,
Infinitos e fortes regatos.

Con loucura eu devecía,
Na miña existencia,
No solo dos días,
Entre catro paredes,
Pola súa boquiña.

Non pensara nunca,
No preto que dela estivera.
Eran cousas do azar, ás de poesía,
Encontros fortuítos.
Un día despois doutro día.

Eran túneles seus ollos,
Que falaban de poesía,
Do lago máis famoso,
Preto da terra Galicia.

Era ben guapa,
E xeitosa.
Dona da miña poesía.
Nunca saberei que foi dela.
Ai! A miña sanabresiña!

Hai tempo que non coñecía
Quen me dese tanta ledicia.
Coa su mirada cóxegas me facía
Ai! A miña sanabresiña!

Hai tempo que non percibía
Beleza e á vez sabiduría.
Non sei que será cando me vaia
Ai! A miña sanabresiña!

Dise agora que de amor non se morre,
Máis non é certo, firma a mesma poesía.
Non queda moita máis vida,
Máis eu partirei feliz
Esperando deixar nos seus beizos,
Sorrisos e alegrías.
A última por quen tolo volvín.
A miña sanabresiña.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Rima XXV

Preguntas callando
al cielo mirando
¿son las estrellas fuegos
que arden, brillando?

Son estrellas para mí
tus encantos naturales.
Eres tú, Poesía,
poseedora de dones inmortales.

-¿Hablas de mis ojos, poeta?
-No son ojos, por Dios lo juro.
Son luceros, que por no ser oscuros,
son más claros que ninguno.

-¿Hablas pues, de mis labios?
-No son labios, de eso estoy seguro.
Son entradas a tu cuerpo,
sensuales y maduros.
Son pétalos caídos
de un rosal caduco.

-¿Hablas pues, de mis curvas?
-No son curvas ¡de eso no hay duda!
Son réplicas vivas, etéreas fijaciones
de mis más oscuras locuras.
Son mi deseo y mi pecado,
y si por ellas necesario fuera
matar cuál vil villano,
un cuchillo iría a parar, ensangrentado,
a la palma de mi mano.

Son, Poesía, veneno tus encantos.
Clavo punteado torturador de santos,
dagas que matan, lento y despacio,
al más joven de los poetas,
dueño de tus versos hechizados.

sábado, 12 de marzo de 2011

Rima XXIV

Eran dos los suaves cisnes,
dos las rosas del amor.
Dos los espíritus que cantan,
dos los besos, sólo dos.

Éramos dos también nosotros,
dos almas y un corazón.
Vino el odio a romper todo,
un alma, media vida,
cuatro llorosas pupilas
y un adiós.

Eran dos nuestras dos manos,
paseando juntos el amor.
Dos inciertos futuros,
dos nuestros cuerpos maduros,
que por jurar,
juraron solo pasión.

Rima XXIII

Sonó al final,
un fino eco,
que al aire resquebrajó.
Tú vanidosa,
yo insincero,
el amor se nos rompió.

Dejé tras de ti
mi verso escrito,
mi alma, mi inspiración.
Tu olvidaste en mi
tu orgullo,
tu cariño y tu corazón.

No amarás a otro nunca,
Jamás a otra amaré yo.
Moriremos solos,
quedos.
Desamor.
Moriremos solos,
quedos.
Moriremos como muere
el "sin amor".

Rima XXII

Daré del agua,
sus más puros senos.
Su luz,
transparente,
cálida,
acuosa y mimosa.
Daré del agua
su envoltura,
fría,
y cristalina.
Cubierta fina,
donde reina
la armonía.
Daré del agua,
y del elemento que se me pida,
lo que fuera,
aún arriesgando a perder vida,
por ver sonreír
esa cara bonita.

Daré del viento,
su susurro
y su empuje.
Su fuerza y frescura,
para que desmenuze
las barreras
que nos separan.
¡Cuán lejos pintas
de negro las montañas,
cuán cerca queda
la muerte de mis entrañas!
Te daré del viento,
perfumes, melodías
sin que abras los labios,
sin que,
siquiera,
me lo pidas.
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A cambio,
sólo quiero pensar,
que nada fue en vano.

Y que tras la puerta
de mi alma,
tu me esperas,
en calma,
para ofrecerme,
sin miedo a perderme,
un beso.

viernes, 11 de marzo de 2011

Rima XXI

-¿Ves tú lo que yo no veo?
¿Son imaginaciones,
fantasmas,
ensueños?
-No.
Tú lo ves.
Tus ojos negros,
son mis ojos también.


-¿Sientes tú lo que yo no siento?
¿Son pálpitos,
roces supérfluos?
-No.
Tus dedos finos,
sensitivos,
sienten tal como yo siento.


-¿Hablas tú tal que yo no entiendo?
¿Son tus palabras,
ecos oscuros,
inteligible mensaje,
dichos imcompletos?
-No, descuida.
Son mis versos dichos
en la lengua del Imperio.
"Eres tú, continente eterno,
de la magia y los deseos,
de la poesía y su verso,
el que se fuerza por creer
ser el único del Universo.
"Eres tú, poeta vivo,
el que quiere ser
poeta muerto.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Rima XX (El diálogo del viajero)

¿Dónde van,
viajero,
tus sueños?
Puede que caminando
a ras de suelo.
O puede que volando,
con el viento.

¿Dónde van,
viajero,
tus esperanzas?
Puede que crucen los mares,
rumbo a Felicidad.
O que esperen todavía,
dormidas,
en un remanso de paz.

¿Dónde van,
viajero,
tus experiencias?
En el camino quedaron,
amigo.
Quedaron formando huellas.

¿Dónde van,
viajero,
tus pertenencias?
No poseo nada más,
que lo que porto con mi andar.
Un cayado firme,
mirada alta al viajar.
Una poesía,
un camino,
y un destino.

Los destinos que murieron al viajar.

Rima XIX (Colores)

Rojos son, niña,
tus labios rojos.
Rojos.
Rojos como la rosa,
como la rosa roja;
como la roja amapola.
Rojos son, niña,
tus labios rojos.
Rojos.
Rojos como los ojos rojos del Sol,
como los rojos ojos del Astro Rey;
rojos como tus caprichos,
y tus antojos rojos.
Rojos son, niña,
tus labios rojos.
Rojos.

Blanca es, niña,
tu piel blanca.
Blanca.
Blanca como la mañana,
como la mañana blanca;
como las blancas gaviotas.
Blanca es, niña,
tu piel blanca.
Blanca.
Blanca como la nieve,
como la nieve blanca;
como las blancas perlas
que la Mar guarda.
Blanca es, niña,
tu piel blanca.
Blanca.

Azules son, niña,
tus ojos azules.
Azules.
Azules como el agua,
como el agua azul;
como las azules ondas.
Azules son, niña,
tus ojos azules.
Azules.
Azules como los zafiros,
como los zafiros azules;
como los azules bandazos
del pintor poeta sobre su paleta.
Azules son, niña,
tus ojos azules.
Azules.

Verdes son, niña,
tus ropas verdes.
Verdes.
Verdes como la hierba,
como la hierba verde;
como la verde albahaca.
Verdes son, niña,
tus ropas verdes.
Verdes.
Verdes como el trigo que nace,
como el trigo que nace verde;
Verdes como las verdes esmeraldas.
Verdes son, niña,
tus ropas verdes.
Verdes.

Rima XVIII

El alma desdibujada,
apagada.
La voz apabullada,
callada.
El cielo lejano,
lontano.

Mi alma,
borrada.
Mi voz,
robada.
Mi cielo,
un consuelo.

Tu alma,
mi calma.
Tu voz,
color.
Tu cielo,
mi consuelo.

Nuestra alma,
mi cama.
Nuestra voz,
el amor.
Nuestro consuelo,
el deshielo.