las almas desnudas,
los cantos al alba,
las rosas, las malvas?
¿A dónde,
los ecos, las voces,
sonidos y roces,
los besos robados,
los dichos callados?
¿Dónde van
las mañanas,
que rozando mi cama,
se cuelan en mis entrañas?
Y el Sol, que oro guarda,
y la Luna, que viste plata,
¿dónde van?
¿A dónde van los niños,
los cantos de los grillos,
las aguas de los ríos,
los calores y los fríos?
¿Dónde se pierden las ganas,
que sin ser aún ancianas
no andan y se achantan,
se acongojan y te espantan?
¿Dónde dejaste tu beso,
tu voz y tu aliento,
cuándo más lo necesité;
cuándo ante mis ojos
pasó mi vida,
y desesperado,
a él me aferré,
y nada encontré?
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