lunes, 2 de septiembre de 2013

Te quiero.

Jugando a no decir las cosas, a callarlas, a guardarlas por y para siempre, digo: "Te amo". 

Se me ha escapado.
Como liebres que escapan de la tortuga que al final gana la carrera. 
Como los besos robados sorpresa que se le escapan al fotógrafo que retrata momentos en el tiempo.

Te amo con cualquiera de mis sentidos, con cualquiera de mis verbos. Te amo como se aman dos amantes jóvenes, maduros, seniles, a punto de despedirse, amándose hasta el final; así te amo. 
Te amo con mis locuras, mis ingenios, con mis luces y mis sombras, con mis dedos, mis manos, mi boca, mis ojos. Te amo como nunca amaré a nadie. Nunca. A nadie.
Te amo aunque me diga que no, aunque me repita que no has sido ni serás nada y además, sea cierto. Te quiero y te querré siempre.
Porque te quiero en primavera, en invierno, en verano y en otoño. Te quiero aunque el mundo se pare, aunque ni tú ni yo estemos juntos, aunque el destino juegue a separarlo todo. 
Te quiero aunque te odie, aunque sufra, aunque haya sufrido. Te quiero en toda mi persona, miserable, entregado y servicial, a ti.
Te quiero con hormonas y sin ellas, con revoluciones internas, externas y francesas. Te quiero en inglés, en italiano, en castellano y en galego. Y sí, por ser tú, "Je t'aime". Te quiero en mis aristas, en mis vértices, en mis lados. En todo mi perímetro, en toda mi área, en todo mi volumen.
Te quiero aunque no me quieras, aunque nunca hayas sabido quererme. Te quiero aunque las lágrimas más amargas las haya llorado por ti. Quizá por eso es por lo que sé que te quiero.
Te amo en mi esencia, con toda mi alma, en cada latido, con todo mi corazón. Te amo anatómica y fisiológicamente. Te amo aún sin saberlo, pero te amo.
Te quiero como la poesía al verso, como la prosa al punto y seguido, abismo cargado de una continuidad abrumadora.
Te quiero aquí, allá, en las antípodas. Te quiero en otro mundo, en un universo paralelo.
Te quiero a ratos, te quiero, y es insano. Te quiero como a una terrorífica fobia, como al amor más vano, como al tesoro que nunca se tiene, así te quiero.

Te quiero, que diría mi compatriota, pero es raro.