sábado, 6 de octubre de 2012

Jaque al rey

De todas las posibles batallas que nos toque librar en esta inmensa guerra que llamamos "vida", estoy seguro que no habrá muchas más difíciles que esa que te toca librar solo, contra el peor de los enemigos: tú mismo.
Y es que tus armas son tu ataque, tu defensa la protección del enemigo, tus puntos fuertes sus más mayores logros, tus puntos débiles son tus más bajos fondos.
Entonces, la lucha empieza, y tú sabes que tienes que sobrevivir, porque sobrevivirás, ya que quedan todavía muchas luchas, pues es una guerra larga, de eso te han avisado al nacer. El problema reside no tanto en la búsqueda de la supervivencia, sino en el precio que tenemos que pagar, en aquello que tenemos que perder, para seguir en pie. Y puede ser simple, o más complicado, puede ser algo que cueste desprenderte de él más o menos, pero cuando la batalla es contra uno mismo, perdemos hasta el alma.
Perdemos los sentidos, y la voz. El pulso y la mirada. La fuerza, el poder, sentir los pies en la tierra. Emociones y devociones. Lo perdemos todo.
Y aunque sobrevives, toca reconstruir luego todo lo que fuiste, esta vez con unos metros (o kilómetros) más, con algo más de hormigón en la base, con juntas bien rellenas de cemento, con ladrillos y piedras, y a poder ser, recubierto todo esta vez con oro, plata, platino, o incluso, diamante, pues no hay otra cosa que lo ralle que no sea el mismo diamante.
Y te reconstruyes, pero poco a poco, van quedando huecos vacíos, que llenamos con fibras inútiles, restos, despojos.
Pero pese a todo, pese a todas las batallas que ya he ganado, y todas las que me quedan por ganar, en cada uno de esos huecos habrá una canción que me permita hacerme más fuerte, entre esos despojos.
Y si lo piensas, hasta es algo grande. Por cada alma que reconstruyes, miles de almas encerradas en acordes, en voces y compases, llenan los pequeños huecos, los ínfimos resquicios, y así Experiencia crece, y amor a uno mismo también. Y podrás caer más veces, pero seguro que no por los mismos motivos.
Y hoy me toca dar jaque al rey, y ganar la batalla cuya victoria será la más amarga de mi guerra.

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