lunes, 30 de agosto de 2010

Necesidad

El mundo merece escuchar a veces ciertas cosas. Cosas que pueden chocar o pueden verse como flechas envenenadas, disparadas con maldad, que puede que sí, pero no es el caso.
Una persona es compleja, muy compleja. Imperfecta, eso es evidente. Y necesaria, o al menos así debería ser. Para algo o alguien. Las personas que sienten de verdad que son necesarios para algo o alguien, se vuelcan, y se entregan a ese algo o a ese alguien sin pensarlo, también sin esperar nada a cambio, porque la verdad es que no lo esperas, hay una confianza que está ahí para hacer pensar que eso vendrá solo.
El problema llega cuando una persona lo da todo por ese algo o alguien y ese algo o alguien lo ignora de la forma más asquerosa, que es haciéndole pensar que no es necesario.
Entonces la primera persona lo soporta, seguramente por mucho tiempo, pero en algún otro momento descubre algo. Hay más "algo" o "alguien" por los que vivir, que de verdad te necesitan y te agradecen que tu los necesites.
El conflicto en la mente del individuo es brutal, pero todo se hace mucho más sencillo si estás curtido en batallas emocionales.
Cuando el egoísmo entra en escena, y el algo o alguien "olvidado" se da cuenta de que realmente necesita a la persona, aparece el reproche, pero siempre maquillado, y siempre recayendo sobre la primera persona.
Entonces la primera persona piensa si no es momento de necesitarse. De que llegó el momento en el que la necesidad sea necesaria en ambos "algo". De que una frase, de algún alguien, claro, te haga sentir más necesitado de lo que nunca te sentiste. De que te valoren por lo que eres y no te juzguen por lo que te falta. De sentir algo distinto al lado. De quererse, querer y sentirse querido.

domingo, 29 de agosto de 2010

Quiza sí. O quizá no. (Reinvenciones)

Comienzas a pensar en qué momento cambiaron las cosas y cruzaron una linea divisoria imaginaria que difícilmente puede volver a cruzarse en sentido contrario. Puedes llegar a distintas conclusiones, de hecho siempre llegas a más de una conclusión, pero la que más te importa puede ser la menos importante, o quizá la más importante tiempo atrás, pero no ahora.
Y esque realmente te da igual. Claro, es distinto, es un igual frío, y tú mismo te asustas de lo fácil que es de soportar. Es más, ni siquiera te hace daño.
En el momento en el que empiezas a tejer esos pensamientos rápidos, fugacísimos, se te juntan un montón de cosas, de las que comienzas a hacer un análisis profundo, siempre poniéndote en lo mejor, o en lo peor. Dedicando especial atención a los puntos más... ¿cómo decirlo? Los puntos en los que las cuerdas de los pensamientos hacen nudos de tres o cuatro vueltas. Esos puntos.
Siempre colgarán interrogantes, dudas, pero podrás vivir con ellas. Siempre pensarías si hubiese sido distinto, pero realmente sabes que tu no querías que fuese distinto. Terminas preguntándote si valió la pena. Quizá sí. O quizá no. Pero de todo en esta vida se aprende.

sábado, 21 de agosto de 2010

Noche (Rima XII)

Deja que el frío,
salvaje,
valiente,
atrevido,
se haga en tus venas,
río.
Escalofrío.

Deja
que la Dama Negra,
envuelta en su manto
frío,
te acune,
te lleve lejos,
para bajar,
y trepar,
por sus caderas,
de virgen pura,
deseo incontenible,
sonrisa de estrellas,
locura infinita.

Deja,
que el suave lino,
de sus ropas
marque su cuerpo,
sensual,
místico,
etéreo,
inmortal.

Deja
que suba
la excitación.
Que no necesitemos
pensar
en un Dios.
Deja
que su belleza,
su negritud,
su templanza,
y su experiencia,
recorran tus manos.

Acaricia
sus senos,
bebe
de sus labios.
Siente
el placer
de su mirada
turbia,
pero plateada.

Siente,
que explota
contigo.
Que los pulsos
se aceleran,
que tu piel,
se quema,
y se hiela.
Que el placer,
es incontenible.


Grita,
llámala.


Volverá,
como siempre.
Volverá,
y te dejará
sin nada.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Me conformo con...

Puede que el no saber que me ocurre sea una de las más perfectas máscaras para esconder un "no quiero que me ocurra lo que me está ocurriendo". Un día, otro, una semana, música, las fotografías, el tiempo, las fiestas, y el mundo. Puede que no quiera entender qué coño pasa por mi cabeza, qué siento, qué pienso, o qué es lo mejor. Pero esque lo "mejor" no es todo lo mejor que podría haber sido. Pierde parte del significado cuando de mí se trata. Soy tan distinto.
Nada, puede que no sea nada; o puede que sea un todo que también guste de llevar fancy dress.
Puede que el darle más vueltas no sirva de nada, que todo siga igual, que nada cambie.
Puede que esté lo más seguro posible, y que lo más seguro posible sea igual a 0.
En este mundo de locos atados, de locos de atar, y de locos por atar, sólo unos cuántos teorizan acerca del tema más difícil del universo.
No es la creación del espacio (no al menos, para mí), el punto primigenio, o la antimateria.
Son los sentimientos: corrientes de agua cristalina, llenos de energía, que nos envuelven y nos enseñan.
Yo, ignorante siempre, nunca estaré a la altura de algunos de esos teóricos.
Me conformo con saber, muchas veces, qué es lo que yo siento.
O lo que creo que siento.


Y siento que te echo de menos.
Pero, ¿cómo?

lunes, 16 de agosto de 2010

A tientas

Busco cuerpo, a tientas. A tientas, toco. A tientas disfruto del más íntimo de los placeres. Todo el cuerpo por y para ello. Disfrute total. Total entrega. Besos, caricias. Lenguas, sexualidad. Deseo.
A tientas, te toco. A tientas, te busco. Rozando mis sentimientos con tus labios. Sintiendo tu cuerpo, tus caderas. A tientas. En la oscuridad, brillan las pasiones. Fuego. Calor. Tu mano y mi mano, a tientas. A tientas, el aire sabe a vicio. A tientas, la luz se apaga. A tientas, nos probamos, nos bebemos, y disfrutamos. A tientas nos reencarnamos y hacemos carne la carne, y pecado el pecado del placer, de ser dos en uno. A tientas, clavamos nuestros ojos. Y la desesperación, la muerte, la lujuria, el sexo, el deseo y las yemas de nuestros dedos se juntan. A tientas.

jueves, 12 de agosto de 2010

El lenguaje de las rocas

Debía haber cogido algo de abrigo. La mañana era fría, y la niebla se mezclaba con la sal. El olor impregnaba su nariz y hacía estallar todo su cuerpo con pequeñas vibraciones.
Las rocas negras destacaban, increíblemente, contra el cielo, de un azul neblinoso con cortes dorados que anunciaban el nuevo día.
El paseo de madera daba cuenta del tiempo y de lo que había hecho allí.
Cada una de sus muescas e imperfecciones que no venían de fábrica. Todo extras incluídos.
Las rocas, también hablaban. Pero más despacio.
Y entonces, se le antojó imposible el llegar a comprender una sola de las palabras que las rocas tanto se esforzaban por decir, y tanto trabajo les costaba.
La playa no daba muestras de nada. Estaba todo callado. Las olas sonaban débilmente, en susurros melancólicos.
La espuma formaba parte del paisaje. No había gaviotas.
Bajó hasta la arena. Apoyó sus pies y pronto un montón de granitos cedieron bajo su peso.
Se acercó hasta las rocas. Y pasó con cuidado sus dedos fuertes por entre las muescas.

El momento en el que el mundo se había paralizado, aquel beso lejano, aquel adiós incierto, no había sido más que un pequeño agujero de aquellas inmensas paredes de piedra.

domingo, 8 de agosto de 2010

God knows.

Era tarde para escribir. Demasiado tarde como para demostrarse a sí mismo cuánto o cuán poco se equivocaba en todo lo que decía, pensaba o creía pensar.
Dios lo sabía.
Quizás fue eso lo que impulsó al chico a coger pluma y papel y rasgar con el más profundo desgarrado de los dolores las líneas que serían testigo de la fuerza tremenda que guardaba y tenía que soportar cada día.
Quería ser libre, y huir de todo aquéllo. Parecía fácil, pero todo era un punto complicado del que difícilmente se podía destejer alguna tenebrosa hebra por la que seguir para llegar al fondo del embrollo. Una mierda todo.
Dios lo sabía.
Estaba completamente loco. Enamoradamente loco.
Jodidamente loco.
Asquerosamente acabado.
Y Dios no tenía ni puta idea de lo que sentía.
Pero era un consuelo saber que alguien sabía.

sábado, 7 de agosto de 2010

El mundo y su destrucción (Rima XI)

Con cada bocado,
arden las palabras.
Resuenan fuerte,
los relámpagos.
Oscuridad y luz.
Siempre de la mano.
El mundo y su destrucción.

Con cada latido,
aletean los motivos.
Resuenan fuerte,
los ecos del sonido.
O al menos,
suenan, en el pozo del corazón.
El mundo y su destrucción.

Con cada sonrisa,
aire llega y me acaricia.
Recuerdo el sol de verano,
los pájaros, el páramo.
Olvido al olvido,
sobrevivo porque en ti vivo.
Tu y yo.
El mundo y su destrucción.

martes, 3 de agosto de 2010

Morriña (Rima X)

Aquel sentimento fondo,
que gardamos baixo as unllas,
baixo as meixelas.
Que doe,
como o mazo do poderoso,
coma a espada do nobre,
como o golpe do destro.

Aquel sentimento gris,
como os días de choiva
na terra.
Choiva,
que tinxe de gris,
os pastos,
os bosques,
os ríos.
Todo.
Branco e negro.
Tenrura pálida.
Brillo máxico.

Aquel sentimento,
que vén dos tempos
inmemoriais.
Aquel sentimento,
que sempre vive,
que se acomoda,
que se fai felme.
Que nos inunda,
que afonda en nós.
Que fai que lembremos.

Ese sentimento.
Ese,
tachado
de inexplicable.


Aquel,
que fóra
universal.
Nos confíns
americanos.
Aquel,
que cheou barcas,
remos,
e viaxes.
Vidas.

Aquel sentimento,
fero,
oscuro,
e claro.

Aquel sentimento
que nos fai únicos.
A uns cantos.

A quen ten que facer únicos.
Morriña.


Morriña,
que contigo,
por ti,
e de ti,
morro.

Morriña,
dozura,
beizos apaixoados,
bicos roubados.

Morriña,
tenrura,
sinxeleza.
Prantos salgados.

Morriña.
Ai, terriña.
A miña terriña!
Que será de min,
cando leve comigo
tanta morriña?