viernes, 9 de diciembre de 2011

Rima XXXII

La luz de mi morena,
no la apaga ni la luna llena.
Que tiene por ojos dos soles,
que brillan en la noche más negra.

No apaga la luna su llanto,
que es música y oro, que es pena.
No abraza ya brazos de nadie,
ni ríe a la luna lunera.

No habla, no dice, no expresa,
su alma está lejos de ella.
Ya no es blanca la sonrisa de mi negra.
Ya no brilla más que la luna llena.

Pero brillan sus ojos,
su luz en ellos todavía tiembla.
Y espera con luz titilante,
la negra que viste de seda.

No apaga la luna lunera,
la luz de los ojos de mi negra morena.