martes, 24 de noviembre de 2009

Doce horas para "vivir"

Hay momentos en los que sientes que no das más. Que aunque quieres, no puedes. Momentos en los que te encuentras al límite. Con más emociones de las que querrías contener, agolpadas, haciendo presión. Con menos ganas de las que querrías tener, vagando, a tu alrededor, se esconden, como preciosos tesoros de capitanes imaginarios a bordo de veleros construídos de ensoñaciones. Cuando esos momentos son puntuales, cuando después siempre sale el Sol, simplemente pasa, y crees que lo has vivido todo. Y crees que eres maduro, que la vida es dura, y que pese a que lo que digan papá, mamá o cualquier otro adulto soso y aburrido, crees que ya has vivido mucho. Esos momentos se pueden contar con los dedos de las manos. Y todo va bien.
Pero llega un momento en el que no encuentras motivos para sonreír, momentos en los que el Sol se queda jugando al escondite con las nubes, momentos en los que no sabes si reír por no llorar o llorar para ver si después te quedará algo para reír, momentos en los que la oscuridad se siente, momentos en los que nada te consuela, ni siquiera escribir y desahogarte. Momentos en los que sientes que formas parte de una cadena demasiado larga, que eres demasiado uniforme, que eres uno más. Momentos en los que la ciudad te puede oprimir, y el campo cansar. Momentos en los que no encuentras puntos intermedios, momentos en los que el negro y el blanco dejan una capa gris bastante latente, aunque no sirva para guardarse del frío del invierno. Y ya estoy harto. Harto de que esos momentos se hayan convertido en una línea interrumpida. Harto de instituto casa clase casa. Harto de no encontrar tiempo casi ni para dormir. Por que no trabajamos todo el día, pero necesitamos comer también, necesitamos cagar, joder. Necesitamos más tiempo. Es horrible ver como nadie o casi nadie es capaz de tener algo por lo que levantarse cada mañana o simplemente recordar como suena eso de disfrutar.
Hago un llamamiento al Mundo. Si hay alguien lo suficientemente poderoso para hacer algo, que se ponga en contacto. Ésta es mi propuesta:
¿Por que no hay días de 36 horas? Necesito doce horas más, ya no para alejarme de toda esa mierda, si no más bien para "vivir".

1 comentario:

Gabi dijo...

Quedeime impactado! Non sei que dicir... a verdade, o tempo libre polo menos para min é o ben inmaterial máis preciado.

Eu sacrifiquei e sacrificarei moitas cousas por abrirlle camiño ao tempo máis... hai outras persoas que prefiren sacrificarse a sí mesmas (as súas razons terán).

Algo falla neste sistema que nos programa para vivir para o traballo ou estudio; en vez de traballar para vivir.

Buff como se me foi a pinza... pero é que este artículo me pareceu moi duro.
Se te chama o 'home do tempo' e suma doce horas máis ao día, avísame e así deixo o meu plan de lado.

Bicos e noraboa por esa habilidade túa de contar. A ver se me uno a causa que ultimamente dáseme mellor reservar e non pode ser!!