sábado, 12 de marzo de 2011

Rima XXII

Daré del agua,
sus más puros senos.
Su luz,
transparente,
cálida,
acuosa y mimosa.
Daré del agua
su envoltura,
fría,
y cristalina.
Cubierta fina,
donde reina
la armonía.
Daré del agua,
y del elemento que se me pida,
lo que fuera,
aún arriesgando a perder vida,
por ver sonreír
esa cara bonita.

Daré del viento,
su susurro
y su empuje.
Su fuerza y frescura,
para que desmenuze
las barreras
que nos separan.
¡Cuán lejos pintas
de negro las montañas,
cuán cerca queda
la muerte de mis entrañas!
Te daré del viento,
perfumes, melodías
sin que abras los labios,
sin que,
siquiera,
me lo pidas.
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A cambio,
sólo quiero pensar,
que nada fue en vano.

Y que tras la puerta
de mi alma,
tu me esperas,
en calma,
para ofrecerme,
sin miedo a perderme,
un beso.

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