miércoles, 22 de junio de 2011

A,G,C,T.

Una vida es única, imposible de ser copiada o plagiada en su totalidad. Nadie puede hacer las mismas cosas en el mismo momento que cualquier otra persona del mundo, y eso que somos muchos.
Una vida no es solo el periodo cronológico que va desde el nacimiento de un ser hasta su irremediable muerte. No es solo un conjunto de pasos que nos enseñan a caminar por el mundo, si no una predisposición a conocer maravillas que nos aguardan a la vuelta de la esquina. De las miles de esquinas que nos encontraremos.
Una vida es mucho más. Experiencias, miles de experiencias. Gritos, emociones, personas que pasan por ella y nos hacen vibrar, otras tantas que nos provocan de todo menos buenas vibraciones. Una vida son palabras, sueños, y emociones. Saltos al vacío y caras sonrojadas. Una vida se vive cuando pasas frío un día de invierno, o cuando te mueres de calor un día de verano. Una vida se vive cuando disfrutas especialmente de una comida, de una compañía. Una vida se disfruta cuando te enamoras, y se aprende de ella ante los errores y los tropiezos.
Una vida son palpitaciones, contracciones cardíacas que se disparan cuando haces el amor, o cuando corres asustado, aterrorizado.
Una vida son carreras contra el tiempo, y descansos en sueños, en sofás de siesta de miles de tardes.
Una vida se llena de olas rotas, de canciones, de poesía. Una vida se marca cuando nacemos, pero, sin embargo (y siendo lo más importante) va con nosotros y se condiciona con lo que nosotros decidimos, poco a poco.
Una vida es una batalla contra los elementos, y una victoria contra la muerte.
Una vida es más que una vida, estrictamente hablando.
Una vida, a fin de cuentas, es la huella que deja el ser humano que la vive en la Tierra.
Los lazos que forma, las amistades, las enemistades.
Los logros, y las desilusiones. Los chascos.
Una vida, tu vida, es mucho más que tú.
Por eso, es demasiado poco humanista decir que la esencia de la vida se encuentra en las cuatro letras A,G,C,T.
La vida es mucho más que una molécula de DNA con bases enfrentadas.
Por eso, los científicos (todos aquellos que practicamos de un modo u otro la ciencia) deberíamos ser los más laxos, los más humanos, los más humanistas y cuidados, cuando hablamos de las fuentes de la vida. De la vida.
Porque una vida se llena de muchas cosas, y no sólo es un inicio.
Una vida es una serie de inicios que nos permiten aprender, crecer, y ser, al final, nosotros mismos.
Por eso, nosotros, científicos del mundo, tenemos que saber transmitir mejor que nadie que la vida no es ciencia.
La vida, es magia.

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