jueves, 22 de octubre de 2009

¿Qué más te puede pasar?

Óvulo y espermatozoide.
Cigoto.
Mórula.
Blástula.
Células.
Tejidos.
Órganos.
.
Naces.
Sobrevives.
Hablas y caminas.
Te caes, te lastimas.
Mamá está ahí detrás.
Lloras y ella te rescata.
Te sientes protegido.
Llegas a un sitio donde ella no está para protegerte.
Y papá tampoco.
Es raro, pero te adaptas. Siempre te adaptas.
Conoces seres que, como tú, están allí sin papá y sin mamá.
Si al principio lloras para que, como siempre, mamá venga, luego no lo haces.
Si ellos aguantan, tu también.
Pasan los años y pronto el Sr. Pérez te hace constantes visitas.
Sigues cayendo, pero mamá ya no te hace tanto caso.
Te dicen: ¡Levántate!
Y asi, poco a poco, vas aprendiendo.
Eliges sin pensar.
Eliges amigos.
Eliges gente que te acompañará en tu vida un año o dos.
Eliges gente que estará ahí siempre.
Eliges qué hacer con el tiempo libre que te sobra, sin saber que nunca más te sobrará tiempo libre. Nunca.
Cambias los juguetes por libros, y las diez por las doce, o una.
Cambias de estilo, de música, de vida.
Te defines. Esto sí, aquello no, lo otro no me gusta, esto sí se me da bien.
Sigues eligiendo sin darte cuenta. La eterna alternativa.
Eliges un futuro.
E intentas lograrlo. Eso sí, sin saber si has acertado o no, sin saber si es la decisión correcta. Como siempre.
Y... ¿qué más te puede pasar?

No hay comentarios: