viernes, 8 de abril de 2011

Imprevisto.

-Gracias, ya me lo has aclarado todo.
-¿Qué piensas hacer?
-Mujer, creo que está claro. No decir nada. Ella no piensa en otra cosa, y yo no soy su tipo.
-¿Cómo? ¿Que alguien como tú se va a quedar achantado, sin hacer nada?
-¿Qué puedo hacer? Nada, lo mires por donde lo mires. ¿Qué le digo? ¿"No soporto que sufras, y yo nunca podré hacerte sufrir, porque solo me haría más daño"?
-Por ejemplo. Mira, creo que eres un chico maravilloso, y que es hora de que se de cuenta de lo que le conviene tener al lado.
-No sé...
-¡Hazme caso! No te digo que hagas algo ya, pero tampoco te quedes sin hacer nada. No pierdes, en el peor de los casos, solo ganas.
-Sí... Hablaré con ella, entonces. Le diré lo bien que me hace sentir, le desnudaré mi alma con mis versos, y le haré sentir que de verdad no es importante que la haga sentir mal, al contrario. Quiero pensar que funcionará.
-Ya sabes que no te puedo asegurar nada, pero no gana quién no juega.
-Sí, es verdad. Gracias por todo, amiga.

No hay comentarios: