Como un susurro
pasajero
llegaste moviendo mi mundo,
amando de un modo rápido,
fugaz,
ligero.
Como aire de mayo, te inspiré.
Bebí de ti,
te di de mí,
mi sed
para que de ella
tú te pudieras embeber.
Y más rápido que veloz,
en el preciso momento
del parpadeo,
te fuiste.
Y yo,
yo me quedé sin voz.
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